La brutal realidad del conflicto en Gaza volvió a golpear con fuerza cuando dos gemelos recién nacidos, Aser y Aisel, perdieron la vida en un bombardeo israelí mientras su padre, Mohammed Abu Al-Qumsan, se encontraba registrando sus certificados de nacimiento. Los pequeños, que habían llegado al mundo apenas cuatro días antes, murieron junto a su madre, Jumann, y su abuela materna en un ataque que destruyó su hogar en la localidad de Deir Al-Balah.
Mohammed salió a realizar el trámite sin imaginar la tragedia que le aguardaba al regresar. Mientras estaba fuera, recibió una llamada de sus vecinos informándole que su casa había sido bombardeada y que su joven familia había muerto. "No sé qué pasó", declaró Al-Qumsan en estado de shock. "Me dijeron que bombardearon la casa. Ni siquiera tuve tiempo de celebrar su nacimiento".
La familia, al igual que muchas otras, había seguido la orden del ejército israelí de evacuar la ciudad de Gaza durante las primeras semanas de la guerra y se habían refugiado en una zona central de la franja, buscando un lugar seguro. Sin embargo, ni siquiera allí pudieron escapar de la violencia. Según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, 115 bebés han nacido y luego han muerto durante el conflicto.
Este caso no es un hecho aislado. En las últimas semanas, varios refugios en Gaza han sido blanco de ataques aéreos israelíes. El pasado sábado, un bombardeo contra un edificio escolar que albergaba a palestinos desplazados en la ciudad de Gaza cobró la vida de más de 70 personas. El director de un hospital local confirmó la cifra a la BBC, aunque Israel cuestionó la veracidad del número de muertos. Según un portavoz militar israelí, la escuela "servía como una instalación militar activa de Hamás y la Jihad Islámica", una afirmación que Hamás ha negado categóricamente.
Israel sostiene que sus esfuerzos están dirigidos a minimizar los daños a los civiles y culpa a Hamás por operar en zonas residenciales densamente pobladas y utilizar edificios civiles como refugio. No obstante, las autoridades israelíes rara vez comentan sobre ataques específicos.
La guerra, que comenzó tras un ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 en el que murieron aproximadamente 1,200 personas y otras 251 fueron secuestradas como rehenes, ha tenido un impacto devastador en la población civil de Gaza. Desde el inicio de la ofensiva israelí, más de 39,790 palestinos han perdido la vida, según datos del Ministerio de Salud de Gaza. Naciones Unidas, en un informe publicado en marzo, calificó la situación como "una guerra contra los niños, su infancia y su futuro", destacando que el número de niños asesinados en Gaza en solo cuatro meses supera al registrado durante cuatro años de guerras en todo el mundo.
El Comisionado General de la UNRWA ha renovado sus llamados a un alto el fuego inmediato por motivos humanitarios, pero hasta ahora, la paz sigue siendo un sueño lejano para las familias atrapadas en el fuego cruzado de este conflicto interminable. La trágica muerte de Aser y Aisel, junto a su madre y abuela, es un doloroso recordatorio de la urgencia de encontrar una solución que ponga fin a esta guerra y salve vidas inocentes.
Escrito por Juan Pablo La Fuente
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