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La Trifecta del Bienestar


Hablando de bienestar, considero que no existe una receta exacta para todos. En la interminable búsqueda del ser humano hacia la vida eterna, se originaron más de mil prácticas de bienestar que prometen, de una forma u otra, vitalidad. Puede que algunas funcionen, puede que otras no; la ventaja de tener tantas opciones es para poder elegir las prácticas que nos funcionen. Sea cual sea tú combinación ideal, es vital considerar que el bienestar verdadero abarca actividades que nutran la mente, el alma y el cuerpo. A continuación, hablemos de la trifecta del bienestar. 


El cuidado de la mente es, personalmente, el que más me cuesta. Implica cuidar lo que pensamos a diario, ya que nuestros pensamientos moldean nuestra realidad. Para todas las personas pensantes como yo, resulta complicado no pensar en mil cosas o escenarios al mismo tiempo. Es complicado dejar de pensar en lo que pasó y en lo que pasara para vivir lo que está pasando. Para cuidar la mente, practicar mindfulness y meditación puede ayudarnos a reducir el estrés y mejorar la concentración. Además de conectar con el presente, éstas ayudan a gestionar las emociones con una mirada a las cosas desde nuestro “balcón mental”. Otra práctica indiscutiblemente útil para la mente es la lectura, para mantener la mente activa y saludable, sin mencionar la práctica lingüística que supone leer.  


Para cuidar el cuerpo, balancear nuestra alimentación y mantenernos activos. Con la alimentación correcta, el cuerpo tiene la energía necesaria para llevar a cabo el día y hacer ejercicio. De todos modos, para las mujeres la nutrición y actividad física del mes varía dependiendo a la fase del ciclo en la que se encuentren (caminatas, gimnasio, yoga, etc.) . Trato de seguir un orden en mis comidas, comenzando con las verduras, comiendo proteína y finalmente los carbohidratos. Además me gusta incluir en mi dieta muchas infusiones de diferentes hierbas que me ayudan a nivelar mis hormonas o tienen diferentes beneficios para la salud. Una buena alimentación y mantenernos activos nos ayuda a mantenernos fuertes y capaces para rendir al máximo; además de prevenir y lidiar con enfermedades o malestares. 


Finalmente, ¿cómo cuidamos el alma? Para mí, el cuidado del alma implica poner en práctica mi espiritualidad, practicar la gratitud o llevar a cabo actividades como voluntarios; que pongan en perspectiva la suerte que tenemos de estar vivos. Las acciones que realicemos para ayudar a otras personas, netamente basadas en un sentimiento de gratitud son las correctas aquí. Cuido mi alma, también, al pasar tiempo con mi familia, al hacer cosas que me hagan sentirme plena y emocionada. Pasar un domingo descalza en mi patio, escuchando música bajo el sol, cuidando plantas con mi mamá; es algo que me genera ese sentimiento.  Éste segmento de cuidado puede llegar a ser un poco ambiguo, pero las opciones para cuidar el alma son muchísimas. 


Pero, ¿podemos practicar solamente uno y sentirnos bien? Es importante entender que los tres están interrelacionados. La negligencia hacia uno siempre se muestra en nuestra relación con los otros dos. Un mal cuidado mental puede demostrarse como malos hábitos alimenticios, por ejemplo. Entonces, viendo las cosas desde el lado positivo, si bien hay muchas opciones para cuidarnos en alma, mente y cuerpo; es por eso mismo que podemos elegir nuestra propia trifecta del bienestar. Como dicen muchos, sentirse bien es verse bien. 


Escrito por Emilia Badani Reyes Villa 

 

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